Análisis: el blog de Sociedad y Educación

Un blog que reúne en sus posts la más reciente literatura científica en el campo de la educación y que expertos de Sociedad y Educación examinan, seleccionan y ponen a disposición de la comunidad educativa.

Publicado el 16 Jun 2016 / 1 comentario

El acoso escolar, un problema en las aulas

Covadonga Ruiz de Miguel (UCM). Fundación Europea Sociedad y Educación.
Fecha y fuente: Forsberg, C. y Thornberg, R. (2016).  “The social ordering of belonging: Children’s perspectives on bullying”. International Journal of Educational Research, 78, 13-23. 2015

 

Durante la adolescencia, el desarrollo de nuevas destrezas cognitivas y emocionales permite a los niños ahondar en sus amistades y participar en relaciones a un nivel más profundo. La amistad en este momento se convierte en una fuerte influencia en su vida y al mismo tiempo actúa como un factor protector frente al acoso escolar. En estas edades, los niños se vuelven más conscientes de la presencia y la importancia de las estructuras de popularidad entre los compañeros, lo que a su vez también está vinculado con la intimidación (bullying). La investigación ha demostrado que, mientras que los estudiantes que están en la parte inferior de la jerarquía social sin o casi sin amigos son los objetivos típicos del acoso escolar, los que son más activos en la intimidación tienden a tener un alto estatus social (Thompson, 2015).

 

El acoso escolar o bullying se define como las repetidas acciones de agresión hacia una víctima menos fuerte (Olweus, 1999). La agresión puede ser física, verbal e indirecta, y lamentablemente es un fenómeno común y corriente en nuestras escuelas (Gráfico 1), entre los niños de 10-15 años de edad que disminuye con la edad (actualmente, es considerable, además, la alta tasa de “ciberacoso”). En España hay una tasa media de acoso del 9,3%, y según datos publicados por  El País (ver aquí) parece ser un fenómeno que afecta más a las niñas (10,6%) que a los niños (8%).

 

Acosoescolar1

Grafico 1. Las cifras del acoso escolar en España (2015). Fuente: Save the Children

 

El problema no es baladí; las víctimas de acoso escolar tienen mayor probabilidad de desarrollar problemas de salud mental: baja autoestima, depresión, ansiedad, pensamientos e intentos suicidas (lamentablemente hay casos recientes), problemas de salud psicosomática y bajo rendimiento académico. Ser víctima de acoso infantil también se asocia con consecuencias negativas a largo plazo, tales como un mayor riesgo de problemas de salud mental en la edad adulta (Copeland et al., 2013).

 

El acoso escolar suele llevarse a cabo cuando no hay docentes presentes, y como espectadores, los niños rara vez intervienen (Craig et al., 2000) o se lo indican al maestro (Rigby, 2008) al no ser muy popular “ser el chivato de la clase”, ya que les podría convertir en nuevas víctimas. Son los más pequeños los que tienden a reportar incidentes de intimidación a los adultos con más frecuencia (Rigby, 2008), y las intervenciones de los adultos son más exitosas entre los más jóvenes (Smith, 2010), al estar menos influenciados por sus pares, mientras que las intervenciones entre los niños mayores pueden necesitar ser mediadas por iguales (Hymel y Bonanno, 2014).

 

En un reciente informe elaborado por Save the Children se advierte de la importancia de estar alerta contra este fenómeno que “no solo pasa en la escuela, si no que familiares, profesores y directivos son responsables de un fenómeno que sale de los colegios e involucra a los mismos niños y niñas en parques, en la calle o en las redes digitales”. Dicho de otro modo, acoso escolar es un fenómeno social que se establece y se perpetúa a través del tiempo como resultado de la compleja interacción entre diversos factores individuales, familiares y escolares, por lo que debe ser abordado desde varias perspectivas (Thornberg, 2015).

 

La mayoría de las definiciones de acoso han sido formuladas por los adultos, los niños rara vez han tenido influencia en la definición de intimidación (Hellström, Persson, y Hagquist, 2015) o en determinar en qué consisten las intervenciones de acoso en las escuelas (Osbeck y Söderström, 2014) y lo cierto es que se han encontrado diferencias entre las perspectivas de niños y  adultos sobre el acoso. Los niños rara vez se centran en el desequilibrio de poder como parte de su definición de acoso (Hellström et al., 2015). El estudio que referimos en este post, de los profesores Forsberg y Thornberg,  The social ordering of belonging: Children’s perspectives on bullying,  intenta conocer la perspectiva de los niños acerca del acoso escolar: cómo y por qué surge.

 

Hay cierta literatura sobre acoso escolar desde la perspectiva de los estudiantes que revela que los niños reportan una serie de explicaciones de por qué se lleva a cabo la intimidación, pero tienden a dirigirse a la víctima o al agresor como la causa de la intimidación (Thornberg, 2011). Las víctimas se describen comúnmente como “diferentes” y, según ellas, esta diferencia es la que causa el acoso (Thornberg, 2015). El agresor, es visto como “buscador de poder y estatus”, como un personaje que sufre problemas psicosociales, inseguridad o problemas en el hogar, o simplemente como “una persona mala o mediocre” (Thornberg, 2010). Resulta preocupante comprobar cómo en este estudio se ve una tendencia por parte de los propios estudiantes a culpar a la víctima en este tipo de situaciones y a no interpretar actos como el insulto, la amenaza o la exclusión  como acoso. Los datos del estudio apoyan la sugerencia de que los niños tienden a considerar a la víctima como diferente y responsable del acoso (Thornberg, 2015), lo que se relacionaría con la exclusión permanentes y la estigmatización.

 

Según datos aportados por Save the Children, el insulto directo parece ser la manifestación más recurrente del acoso (Gráfico 2). Sin embargo, hay que estar alerta ante otras manifestaciones como los insultos indirectos, la difusión de rumores, el robo o daños contra la propiedad, la agresión física, la exclusión o las amenazas, que se producen con una frecuencia preocupante en las escuelas.

 

acosoescolar2

Gráfico 2. Porcentaje de niños y niñas según situaciones vividas, ocasional y frecuentemente, en los últimos dos meses. Promedio España. Fuente: Save The Children

 

La cifra de acosadores es inferior a la de acosados, aun así, que un 5,3% de los sujetos encuestados por Save de Children reconoce que al menos una vez ha acosado a alguien, resulta, cuando menos, preocupante. Preocupante resulta también, al indagar en los motivos, que un 19,5% declare “no saber por qué lo ha hecho” (Tabla 1), o que un 14,5% lo declare como “una broma”

 

No lo sé

19,5

Para gastarle una broma

14,5

Por molestarle

13,1

Para vengarse de el/ella

9,9

Porque le tengo manía

9

Porque me provocó

8,2

Por sus características físicas

8,1

Por su color de piel, cultura o religión

6,6

Por su orientación sexual

5,9

Por las cosas que le gustan

5,2

Tabla 1. Motivos por lo que han agredido. Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Save the Children (2015)

 

En cuanto a cómo lo hacen, el gráfico 3 muestra de nuevo los insultos como la forma más habitual, seguidos de la agresión física.

acosoescolar3

Gráfico 2. Porcentaje de niños y niñas según situaciones provocadas, ocasional y frecuentemente, en los últimos dos meses. Promedio España. Fuente: Save The Children

Ante este panorama, se hace necesario trabajar en la prevención como medida para evitar que los acosadores acosen y fomentar otras para que los acosados denuncien, educando en la no violencia, en la convivencia y en el respeto a la diversidad.  Se hace necesario además que los centros dispongan de los profesionales necesarios para detectar e intervenir, así como una relación fluida, estrecha y cercana con las familias, con el fin de que cada uno asuma la responsabilidad que le corresponde en esta lacra social. El informe de Save the Children incluye ejemplos de “Buenas prácticas” que se han desarrollado en algunas Comunidades autónomas como Andalucía, País Vasco, Asturias o Madrid.

 

Comentario

  • torrllll dice:

    La violencia que vivimos en la sociedad trasciende hacia nuestra juventud en su mas tierna infancia. Imitan la conducta que ven en sus mayores o aquella que trasciende de los medios de comunicacion y de las peliculas
    a las que pueden acceder desde el propio hogar. Los padres y los maestros muestran una conducta permisiva que permite y rara vez reprime a la violenta por entender que son niños sin comprender que aquellos que la
    padecen tambien lo son. Os dejo mayor informacion en http://causas-consecuencias.com/causas-del-bullying/