Análisis: el blog de Sociedad y Educación

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Publicado el 05 Feb 2021 / Sin comentarios

¿Es el aprendizaje por proyectos una metodología eficaz para el desarrollo de competencias ciudadanas?

Autor: Rafael López-Meseguer. Profesor de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación de la UNIR. Investigador de la Unidad de Observación y Evaluación Educativa (OyE) de la Fundación Europea Sociedad y Educación.
Miembro del equipo de evaluación español para ACT, formado por Daniel Santín, Gabriela Sicilia, Laura López-Torres, Rosa Simancas, Juan Carlos Rodríguez y Rafael López-Meseguer.
 

La educación cívica es una de las principales preocupaciones de las instituciones europeas en materia de educación, y de ahí que en los últimos años vengan favoreciendo iniciativas que redunden en la mejora de las competencias cívicas y sociales (ahora llamadas competencias ciudadanas).

En el contexto español, como es sabido, la LOMLOE prescribe la obligatoriedad de la asignatura de Valores Éticos en el curriculum de secundaria. Y es por eso que, con más motivo si cabe, interesa conocer cómo de eficaces son algunas de las posibilidades pedagógicas que existen para la enseñanza-aprendizaje de esta materia.

 

ACT es la abreviatura en inglés de “Educación Cívica Activa para mejorar las competencias social y cívica de los alumnos”. Se trata de un proyecto que está financiado por el Programa Erasmus + de la Unión Europea y ha tenido una duración de 3 años (de 2017 a 2020), con una prórroga oficial de tres meses más, debido al COVID19.

 

Este proyecto, dirigido por el Centro Internacional de Estudios Pedagógicos (CEIP) en París, en el que participan los Ministerios de Educación de Francia, Reino Unido, Grecia y España, va acompañado de un ambicioso programa de evaluación, ejecutado conjuntamente por la Escuela de Economía de París, Science Po Saint-Germain-en-Laye, la London School of Economics,  la Universidad de Atenas y, en España, por un equipo de la Unidad de Observación y Evaluación Educativa (OyE) de la Fundación Europea Sociedad y Educación.

 

Características y diseño del proyecto

 

La implementación, esto es, el conjunto de actuaciones que se llevaron a cabo con el objetivo de la mejora de dicha competencia, se podría resumir en dos tipos de intervenciones:

  • La formación a los docentes en prácticas pedagógicas interactivas, relacionadas con un marco teórico común en competencia cívica y centradas en los alumnos.
  • La implementación por parte de estos docentes de un proyecto de ciudadanía en cuyo diseño y aplicación los alumnos han desempeñado un papel fundamental.

 

Dichas intervenciones fueron llevadas a cabo durante el año escolar 2018-2019, en un total de 312 centros de Educación Secundaria localizados en cuatro países (Inglaterra, Francia, Grecia y España). Un total de 430 profesores (uno o dos por centro) y cerca de 9.000 alumnos de Educación Secundaria. En el caso de España participaron 103 centros, con 2.293 alumnos y 145 profesores en total. Dichos centros se ubicaban en 12 de las 17 comunidades autónomas  y en las dos ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.

 

El proyecto ha respondido a un diseño experimental. Con el fin de medir los efectos del programa ACT se seleccionaron al azar 52 centros de secundaria durante el curso 2018-2019 (grupo experimental) y 51 para participar en el programa durante el siguiente año escolar (grupo de control). Esta metodología de investigación permite evitar que los profesores y los alumnos se autoseleccionen para el tratamiento, sesgando de ese modo las estimaciones de los efectos del programa. La identificación de los efectos del programa se midió a través de la comparación entre los alumnos y los profesores del grupo experimental y los del grupo de control al final del año escolar.

El proyecto ACT pretende mejorar las habilidades cívicas y sociales de los alumnos mediante la implementación de un proyecto ciudadano en los centros educativos.

 

La evaluación de ACT

 

Este proyecto, financiado por la Comisión Europea, llevaba aparejada una evaluación en todos los centros participantes. Para su realización, Sociedad y Educación contó con un equipo técnico que seleccionó un conjunto de mecanismos de investigación, tanto cuantitativos como cualitativos (cuestionarios, entrevistas, observaciones de clase) con los que se ha podido analizar el programa y sus efectos.

 

A continuación, resumimos los principales resultados de la evaluación, tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo, y prestando especial atención al caso de España.

 

De tipo cuantitativo:

  • Los profesores participantes invirtieron en el curso 2018-2019 una media de 22,14 horas y un 46,1% afirmó haber empleado en él más de 10 horas fuera del aula.
  • Solo el 17,3% de los profesores cree que el número de horas recomendado para el programa (16 horas) es suficiente para alcanzar los objetivos.
  • Un 34,6% de los profesores declaró que una mayoría de alumnos se implicó mucho y un 67% de los profesores declaró haberse beneficiado de la ayuda de otros profesores de su centro que no participaban inicialmente en el proyecto ACT.
  • Los temas más relevantes de los proyectos (y no mutuamente excluyentes) fueron la discriminación (66%), la inclusión social (45%) y la diversidad cultural (42%).
  • El 88,5% de los profesores se declara al menos moderadamente satisfecho y el 31% plenamente satisfechos con la intervención; en cuanto a los alumnos, se declaran satisfechos un 89% de alumnos y el 33% de ellos muy satisfechos.
  • El 83% de los profesores y el 87% de los alumnos consideran que el proyecto de ciudadanía llevado a cabo en su escuela fue un éxito.
  • Solo los alumnos franceses tratados presentan valores más tolerantes y altruistas que los alumnos de control, y menos probabilidades de absentismo escolar o de ser sancionados por mala conducta.
  • Se confirma la existencia de importantes desigualdades previas al tratamiento, en términos de actitudes cívicas y participación democrática.
  • Solo los representantes de alumnos superan a los demás alumnos en todas las dimensiones: presentan valores más tolerantes, muestran mayor confianza en los demás y están más comprometidos y mejor integrados.
  • No se detecta una mejora del clima escolar, pese al carácter colaborativo de la intervención.

En todos los países el programa se ha demostrado más eficaz en los alumnos con una mayor conciencia ciudadana previa.

 

De tipo cualitativo:

  • En el caso de España, hay que tener en cuenta que la asignatura de Valores Éticos es jerárquicamente menor, lo que dificulta que se puedan llevar a cabo aprendizajes significativos en la materia.
  • El estilo de los profesores en la enseñanza de esta materia es híbrido, aunque tratan de huir de las clases magistrales y del libro de texto.
  • La formación previa para capacitar la intervención fue demasiado breve y poco centrada en los contenidos propios de ACT, dedicando demasiada atención a cuestiones generales.
  • El tiempo asignado al proyecto no fue suficiente para su logro y los profesores españoles no siguieron los procedimientos desarrollados para el programa tan de cerca como los profesores de los demás países.
  • Algunos de los temas de los proyectos encajaban bien en las categorías del ACT (lucha contra la discriminación, diversidad cultural e inclusión social), pero muchos de ellos no lo hacían tan claramente.
  • Los estudiantes menos integrados académicamente tendían a involucrarse mucho menos en el programa (con algunas excepciones interesantes), y los estudiantes mejores académicamente hablando tendían a involucrarse más (de nuevo, con excepciones).
  • El 60% de los estudiantes declararon en el cuestionario final que el grado de intervención de los profesores había sido muy o bastante alto, una proporción sustancialmente mayor que la observada en Francia o Inglaterra.
  • El nivel de satisfacción de los profesores españoles es inferior al observado en el resto de países. La mayoría de los alumnos participantes se declara satisfecho con su participación en el programa.
  • Desde la perspectiva del profesorado, este tipo de metodología puede mejorar en la capacidad y disposición para escuchar a los demás o de trabajo en grupo con estudiantes «no amigos»; en el trabajo autónomo y la asunción de responsabilidades; en las técnicas de trabajo en grupo; y algún desarrollo de las capacidades para hablar en público y llevar a cabo debates.
  • Con respecto a las competencias cívicas, la investigación recogió referencias a mejoras en la empatía hacia los demás, a una cierta apertura de sus mentes, a percibir que lo que ocurre en la escuela está relacionado con lo que ocurre fuera; y, a reconocer sus propias capacidades para ayudar a los demás.

 

Conclusiones

Con carácter general, cabe concluir que el aprendizaje por proyectos tiene una eficacia limitada en cuanto al desarrollo de la competencia ciudadana. Ello no quiere decir, sin embargo, que no sea una técnica pedagógica que deba ser promovida en el marco de una asignatura relativa a la materia de ciudadanía.

 

La cuestión fundamental, creemos, es la consideración de que el aprendizaje de esta competencia ha de movilizar recursos que atañen a la totalidad de la escuela y no sólo a una breve dedicación semanal en una asignatura de poca importancia curricular. De ahí la importancia, por un lado, de invertir en la formación de los profesores a cargo de la asignatura para que puedan contar con los máximos recursos para su impartición. Pero, por otro lado, más importante aún es la labor de sensibilización a los equipos directivos para promover una cultura educativa que favorezca de manera más ambiciosa la ciudadanía, a través de distintos tipos de aprendizaje formales (como la asignatura), informales y no formales.

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