05 Nov 2018
Entre el 2 y el 4 de octubre de 2018, se celebró en Madrid, la tercera edición del Congreso Internacional “Building universities reputation” (BUR) en el que participaron numerosos académicos y responsables de universidades de todo el mundo, para reflexionar sobre el alcance y la relevancia de la reputación de las universidades. Tomando como punto de partida la definición de reputación como “calidad percibida”, estos encuentros confirman que la buena imagen de las instituciones universitarias tiene una base objetiva – la calidad de la labor académica – y un buen trabajo de comunicación.
La idea central de la conferencia se centró en los antiguos alumnos como “embajadores de la reputación”. Los alumni se conciben como un «stakeholder» fundamental, con una gran capacidad e influencia para moldear el futuro de las instituciones universitarias.
“La responsabilidad social y ambiental es una cuestión de coherencia y no una tarea añadida. Hay que afrontarla desde los fines y los medios propios de la universidad, que es un espacio donde se genera una visión interdisciplinar y holística de los problemas y donde expertos investigadores de todas las áreas pueden sentarse en un mismo sitio a hablarlos y analizarlos.”
Además, las universidades deben ampliar la visión de responsabilidad social y sostenibilidad económica y medioambiental e integrarlas de forma transversal dentro de su estructura organizativa. Para los estudiantes, tener una experiencia positiva y memorable puede llevar un sentido de pertenencia y de responsabilidad social que puede beneficiar a las siguientes generaciones de universitarios. En palabras de José María Sanz:
“Los retos de futuro de las universidades españolas son: incorporar la responsabilidad social y sostenibilidad a su estrategia y misión, integrarla de modo transversal en su estructura organizativa, ser ejemplares en sus relaciones e impactos en la sociedad, reforzar la investigación sobre responsabilidad social y desarrollo sostenible, y promover la evaluación de la calidad, rentabilidad social y económica de los resultados asociados a sus actividades.”
Como parte de su responsabilidad, las universidades deben incluir el desarrollo moral de sus estudiantes, porque el vínculo con la universidad donde se formaron permanece en el tiempo. En definitiva, la buena reputación de la universidad depende de la buena reputación de sus estudiantes. Si a ellos les va bien, la universidad habrá cumplido una parte importante de su misión.
Para concluir la sesión, Mercedes Esteban recordó que los trabajos de Sociedad y Educación, a través de su foro Studia XXI, se han ocupado también de la Responsabilidad Social de las Universidades (RSU) y de su compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Ambos conceptos fueron analizados en profundidad en una de sus publicaciones (Responsabilidad social universitaria y desarrollo sostenible) cuya autora, la profesora Mª Antonia García Benau, señalaba lo siguiente:
«La implantación de la RSU y el DS debe seguir un proceso que abarca tres pasos. El primero de ellos es el compromiso estratégico, el segundo apuesta por un sistema de gestión interno y el tercero de ellos es abogar por una transparencia y por la rendición de cuentas a la sociedad. Ello supone que se apuesta porque los planes estratégicos de las universidades
incluyan estos aspectos»
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