Análisis: el blog de Sociedad y Educación

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Publicado el 18 Dic 2014 / 1 comentario

El papel de las familias en el desarrollo de la competencia lectora de los niños

Por Covadonga Ruiz de Miguel (UCM)
Fundación Europea Sociedad y Educación

 

La alfabetización de los niños es un aspecto clave en la gran mayoría de las políticas educativas mundiales. De hecho, en todos los países desarrollados se han realizado grandes inversiones para la mejora generalizada de las tasas de alfabetización infantil y se ha asumido la relevancia de los factores ambientales asociados con el rendimiento.

El autor de este trabajo[1] sugiere dos grupos de factores ambientales que predicen el rendimiento en lectura en el mundo desarrollado: el estatus socioeconómico (SES) y el entorno de alfabetización en el hogar (HLE), y estudia el impacto diferencial en países con diferente nivel de desarrollo.

El nivel socioeconómico y cultural (SES), definido tradicionalmente como nivel educativo y profesional de los padres, y recursos disponibles en el hogar (nº de libros,  entre otros) correlaciona de forma consistente con el rendimiento de los alumnos. La ubicación de una familia dentro de un determinado estrato económico es un factor importante para determinar el rendimiento académico de los estudiantes en el mundo desarrollado (Sirin, 2005). Los gráficos 1 y 2 permiten comprobar esas diferencias en el rendimiento en matemáticas y comprensión lectora de los alumnos, en función del nivel educativo de sus padres.

 

Grafico-1-post3

Gráficos 1 y 2. Puntuación media del alumnado en matemáticas (1) y lectura (2) según el nivel de  estudios de los padres.
Fuente: PISA 2012. Informe español.

 

Habida cuenta de que el nivel socioeconómico de la familia es una variable sobre la que no se puede actuar, adquiere espcial importancia el otro factor comentado, el entorno de alfabetización en el hogar (Home Literacy environment, HLE), que también ha sido estudiado de manera repetida, encontrando una relación importante entre esta variable y el desarrollo de la competencia lectora de los estudiantes. Una definición clásica (Hess y Holloway, 1984), incluye cinco dimensiones para estimar el HLE: el valor implícito que en el hogar se da a la alfabetización (que la familia demuestra alentando a los niños a leer y leyendo ellos mismos), la “presión” que se hace a los niños para que aprendan a leer (alentando a hacerlo y enseñándoles), la disponibilidad de material impreso en casa (como índice de las oportunidades que se dan a los niños para interactuar con la palabra escrita), la lectura en familia (para fomentar el gusto por los libros en los niños e involucrarles en conversaciones sobre las historias que se cuentan en ellos), y las oportunidades para la interacción verbal.

En suma, la familia se presenta como un agente de vital importancia en el proceso educativo de los niños y, desde el inicio de la escolaridad, un alto grado de compromiso con la educación de sus hijos predice en buena parte su éxito en el futuro. Rasinski & Stevenson (2005) lo ponen de manifiesto en un trabajo del que se deriva la importancia de que los padres dediquen tiempo a “trabajar” esta competencia estimulando, a través del hábito de leer, lecturas amenas de los materiales adecuados durante periodos limitados de tiempo, que generen interés y despierten la motivación en el niño.  Esta implicación repercute a lo largo de toda la vida y sus frutos pueden observarse a lo largo de toda la etapa escolar, e incluso más allá. El gráfico 3 muestra las puntuaciones medias de los alumnos de 15 años según el número de libros que disponen en casa, una medida indirecta del factor que estudiamos.

 

Grafico-2-post3

Gráfico 3. Puntuaciones medias del alumnado en lectura según el número de libros en casa.
Fuente: PISA 2012. Informe español.

 

Los trabajos relacionados con el llamado entorno de alfabetización en el hogar (Evans et al, 2010; Park, 2008; Snow et al, 1998) ponen de manifiesto que los padres con actitudes positivas hacia la lectura, que disponen en casa de un mayor número de libros y ofrecen a sus hijos un entorno rico en estímulos, están “sembrando para el futuro”, ya que a medio y largo plazo, sus hijos suelen obtener mayores puntuaciones en compentencia lectora, abriendo las puertas no sólo a la lectura sino al éxito escolar. Como apunta PIRLS «durante el desarrollo del niño, el tiempo dedicado a las actividades relacionadas con la alfabetización es esencial para la adquisición de las destrezas lectoras y de escritura, y los efectos pueden ser de larga duración».

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ENLACES

La familia y el desarrollo temprano de la fluidez y la comprensión lectora
PISA 2012. Informe español
El hábito de la lectura, en manos de los padres
PIRLS – TIMSS 2011. Estudio Internacional de progreso en comprensión lectora, matemáticas y ciencias
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NOTAS

[1] Friedlander, E. (2013). “Environmental factors associated with early reading achievement in thedeveloping world: A cross-national study”. International Journal of Educational Research, 57, 25-38

 

Comentario

  • Miguel Ángel dice:

    Me ha parecido de espacial interés el trabajo que respalda la importancia del compromiso de los padres con la educación de los hijos. Es clave, como se afirma, manifestarlo en acciones concretas en el hogar, que crean un ambiente que estimula el aprendizaje. Pero no hay atajos: exige tiempo, dedicación y constancia.