Análisis: el blog de Sociedad y Educación

Un blog que reúne en sus posts la más reciente literatura científica en el campo de la educación y que expertos de Sociedad y Educación examinan, seleccionan y ponen a disposición de la comunidad educativa.

Publicado el 26 Ene 2017 / 1 comentario

La educación española en perspectiva

Autor: Alejandro Tiana. Rector de la UNED
Fuente: Indicadores comentados sobre el estado del sistema educativo español 2016. Fundación Areces y Fundación Europea Sociedad y Educación

 

En los últimos tiempos oímos hablar con frecuencia acerca de la situación y los avances o retrocesos experimentados por la educación en España. El tema se ha convertido en materia de opinión y ha generado debate. Más allá de alinearnos acríticamente con quienes consideran que nuestro sistema educativo ha conseguido avances espectaculares y está en un nivel óptimo o con quienes creen que vamos retrocediendo inexorablemente y estamos en una situación lamentable, vale la pena realizar un balance equilibrado de nuestra educación actual y de su evolución. Y para ello, nada mejor que contar con datos e indicadores que den consistencia al análisis.

 

Analizando los datos existentes, lo primero que cabe destacar es que el acceso a la educación no se ha detenido en la última década. Frente a quienes creen que ya hemos alcanzado los niveles de cobertura que cabría esperar, los indicadores demuestran que aún existe margen de crecimiento. Así, en el periodo que va de 2004 a 2014, el alumnado matriculado en enseñanzas de régimen general no universitarias creció un 16,7% de media. Por su parte, según datos del INE, la población entre 5 y 19 años de edad creció en ese mismo lapso de tiempo en un 5,4%. Aunque no exista una coincidencia total de edades, la comparación indica claramente que nuestro sistema educativo ha continuado incorporando a un porcentaje creciente de la población infantil y adolescente, lo que constituye una buena noticia.

 

Por otra parte, si bien en los años iniciales de ese periodo, y muy notablemente entre 2004 y 2008, creció de modo ininterrumpido el alumnado extranjero en esos niveles educativos, a partir de 2009 se produjo un descenso sostenido del mismo. En consecuencia, al comparar 2004 con 2014, apreciamos que se produjo una incorporación neta de alumnado extranjero, pero de proporciones moderadas (de representar un 6,5% del porcentaje total aumentó hasta un 8,5%). Ese dato indica que el crecimiento global del alumnado que se produjo en esa década no se explica solamente, ni siquiera mayoritariamente, por la incorporación de la población escolar extranjera.

 

Así pues, cuando creíamos que habíamos alcanzado los niveles máximos esperables de cobertura escolar, vemos que aún no hemos llegado al techo que nos podríamos fijar. Eso quiere decir que las llamadas de atención que a veces se hacen para dejar el acceso a la educación en un segundo plano entre nuestras preocupaciones, deben ser matizadas.

 

Otros indicadores ponen claramente de manifiesto la necesidad de reforzar esta tendencia de incorporación de nuevos estudiantes hasta ahora ausentes. En efecto, cuando analizamos la evolución del nivel educativo de la población adulta, hay varios fenómenos que llaman la atención. Ante todo, se aprecia que a lo largo de la década 2004-2014 la proporción de población que ha obtenido como máximo una titulación de educación secundaria postobligatoria está casi estabilizada, pues solamente aumentó del 18,6% al 21,9%, no habiendo apenas cambiado la cifra entre 2008 y 2014. Pero esa observación puede llevar al equívoco de creer que no se ha incrementado la población que cursa ese nivel educativo, lo que sería muy mala noticia.

 

El equívoco se deshace cuando se analiza la evolución de los otros dos grupos de población, esto es, quienes han alcanzado como máximo el título de graduado en ESO o un título de educación superior. Así, la población del primer grupo ha descendido en 11,2 puntos,  desde el 54,6% hasta el 43,4%. Los del segundo grupo, a la inversa, han aumentado desde el 26,7% hasta el 34,7%, lo que supone un incremento de 8 puntos.

Eso quiere decir que el grupo intermedio, con titulación de educación secundaria postobligatoria, puede considerarse un grupo de tránsito. Muchos de quienes llegaban a él pero no avanzaban más allá, ahora continúan al siguiente, logrando una titulación superior. En compensación, muchos de quienes se quedaban en el grupo más bajo, ahora llegan al intermedio, reemplazando aproximadamente a quienes continúan más arriba. Por lo tanto, lo cierto es que el grupo de quienes se titulan en el grupo intermedio ha aumentado en términos globales, y una parte de ellos no se ha contentado con ese logro.  Este análisis nos hace ser optimistas acerca de las capacidades que está desarrollando nuestro sistema educativo.

 

La comparación de las dimensiones de estos tres grupos de población por nivel educativo con la UE-28 resulta ambivalente. Por una parte, la proporción de población con nivel máximo de ESO es algo menor del doble de la europea (43,4% frente a 24%), mientras que la de educación secundaria postobligatoria es algo menor de la mitad (21,9% frente a 46,7%). Pero, por otra, la proporción de población con educación superior es 5,4 puntos superior a la europea (34,7% frente a 29,3%). Esta comparación pone en evidencia que el problema de la población adulta española consiste en unos niveles educativos bajos, por la elevada dimensión del grupo inferior y la exigüidad del intermedio, pero no tiene reflejo en el nivel superior, donde se sitúa en una buena posición. Esto debe obligar a redoblar los esfuerzos en la mejora del rendimiento de la educación secundaria obligatoria y los niveles anteriores.

GRÁFICO 4_INDICADORES

Por último,  conviene señalar que en este último indicador estamos hablando de población entre 25 y 64 años, lo que quiere decir que los avances registrados en la última década han debido comenzar a producirse con anterioridad. Ello indica que las mejoras recientes han sido notables, para que se pudiesen reflejar en el lapso de 2004-2014, pero también que no se debe menospreciar el esfuerzo realizado en las décadas anteriores, sin los cuales no se explicarían estos avances.

 

No podemos considerar que no existan problemas, pero tampoco sería justo ignorar que la educación española ha experimentado en los últimos cincuenta años un avance importante. Y eso ha sido posible gracias a los esfuerzos que tantas personas han realizado en las últimas décadas en pro del desarrollo educativo español y que merecen reconocimiento.

Comentario

  • Antonio Ares dice:

    Muy interesante. Destacable el rigor empleado. Me hubiese gustado ver reflejados, específicamente, los datos de Formación Profesional.