Análisis: el blog de Sociedad y Educación

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Publicado el 19 Dic 2019 / Sin comentarios

¿La elección de escuela mitiga o favorece la segregación social? Una mirada desde PISA 2018

Autor: Miguel Ángel Sancho Gargallo. Presidente de la Fundación Europea Sociedad y Educación.

 

El capítulo 4º del Volumen II del informe PISA 2018  (ver aquí) aborda la cuestión de la diversidad social y la equidad en relación con la elección de escuela. Analiza cómo la estratificación académica y socioeconómica entre y en el interior de las escuelas está relacionada con la equidad y con el rendimiento en un sistema escolar. Es decir, describe cómo varía el rendimiento entre las escuelas y cómo se clasifican los estudiantes en función de su situación socioeconómica y su capacidad. Examina también cómo la mezcla social en las escuelas puede estar relacionada con las prácticas de matriculación escolar y compara el grado de diversidad social entre las escuelas públicas y privadas. En esta entrada, me referiré al apartado del informe en el que se analiza cómo y bajo qué condiciones, la elección de escuela está relacionada con la segregación social favoreciéndola o mitigándola.

PISA 2018 aborda la diversidad y la equidad en relación con la elección de escuela.

El informe distingue ente centros públicos y privados con financiación pública o no, y compara el grado de diversidad social entre ellos y dentro de cada tipo de centro. Para ello, ha elaborado un índice de no diversidad social, que compara el grado de diversidad social existente en un país con el que se observa en sus centros educativos. La escala va del 0 o valor mínimo de no diversidad social a 1 o mayor grado de no diversidad social.

 

El índice de no diversidad social puede descomponerse en tres factores distintos:

  • La segregación social observada entre las escuelas públicas y privadas;
  • La segregación social entre las escuelas públicas, ponderada por la proporción de alumnos en las escuelas públicas;
  • La segregación social entre las escuelas privadas, ponderada por la proporción de alumnos en las escuelas privadas.

En el informe PISA se analizaron conjuntamente las escuelas privadas financiadas con fondos públicos y las que no lo están, ya que en muchos países el número de estudiantes/escuelas de ambos tipos de centros privados era insuficiente para ser utilizado en las estimaciones. El primer factor mide en qué medida la composición social de las escuelas privadas, en su conjunto, difiere de la composición social de las escuelas públicas, en su conjunto. Se espera que la diferencia sea considerable si, por ejemplo, las escuelas privadas tienden a seleccionar estudiantes más acomodados debido a las tasas de matrícula. En la mayoría de los países, sin embargo, esta diferencia no representa más del 10% del grado de segregación social entre las escuelas. En estos casos, el nivel de segregación social depende no solo de la diferencia en la composición social entre las escuelas públicas y privadas, sino también de la clasificación social que pueda ocurrir en las escuelas públicas o privadas.

 

En general, la segregación social es mayor en las escuelas privadas que en las públicas, pero después de tener en cuenta los pesos respectivos de los sectores de las escuelas privadas y públicas dentro de un país, la segregación que se observa en las escuelas privadas no contribuye mucho al nivel general de segregación en el país. Como gran parte de los alumnos en la mayoría de los países se matricularon en las escuelas públicas en 2018, la contribución de las escuelas públicas a la segregación general fue mayor que el de las escuelas privadas (véase el gráfico 1).

 

Gráfico 1.

 

Fuente: OECD, PISA 2018 Database, Table II.B1.4.10.

En promedio, en todos los países de la OCDE, la segregación en las escuelas públicas, ponderada por la proporción de estudiantes matriculados en escuelas públicas, representó dos tercios de la segregación social global, medida por el índice de no diversidad social.

En el caso de España la segregación entre escuelas publicas y privadas tuvo como índice 0,03, inferior a la que se da entre las escuelas privadas (0,04) y entre las públicas (0,07).

 

El informe también contempla si ofrecer la posibilidad de elegir entre varias escuelas puede ser una forma de reducir la segregación escolar. La asignación geográfica estricta puede tener la consecuencia involuntaria de reproducir, e incluso reforzar, los patrones de segregación en función del lugar de residencia. Los estudiantes con desventajas socioeconómicas pueden quedar «atrapados» en escuelas de baja calidad, porque sus familias no pueden permitirse el lujo de vivir cerca de las escuelas de mayor calidad. El debilitamiento del vínculo entre la asignación escolar y el domicilio familiar podría dar a los padres más libertad para elegir la escuela de sus hijos y podría tener un impacto significativo en la composición social de las escuelas. Además, considera que la promoción de la competencia entre las escuelas es una forma de estimular la innovación y fomentar la eficiencia.

La elección de la escuela también puede responder a la demanda de los padres de acceder a ofertas pedagógicas más diversas a fin de seleccionar la escuela que mejor se adapte a las necesidades de aprendizaje de sus hijos.

Pero, por otra parte, a menudo son los padres más educados y con mayor nivel económico los que se benefician de estos programas por tener más o mejores recursos para identificar y seleccionar las escuelas de mayor calidad, o debido a la complejidad de los procedimientos de admisión y matriculación en estas escuelas.

Las consideraciones financieras (cuotas escolares, costos de transporte o limitaciones de tiempo) pueden limitar las opciones disponibles para algunos estudiantes de familias de bajos ingresos. Incluso, cuando las ayudas o programas similares reducen el coste de las escuelas privadas financiadas con fondos públicos, las cuotas adicionales o las contribuciones «ocultas» de los padres (para actividades extracurriculares, uniformes escolares, etc.) pueden hacer que estas escuelas sean inasequibles en la práctica (Boeskens, 2016). Si estos últimos mecanismos prevalecen, los programas de elección de escuela pueden hacer que aumente, en lugar de mitigar, la segregación socioeconómica entre las escuelas.

De ahí que si se quiere que la elección de escuela tenga toda la virtualidad de sus beneficios debe ir acompañada de un modelo de financiación real, que posibilite la capacidad de elección para todas las familias que lo deseen y que elimine esas barreras y fomente la diversidad social.