Análisis: el blog de Sociedad y Educación

Un blog que reúne en sus posts la más reciente literatura científica en el campo de la educación y que expertos de Sociedad y Educación examinan, seleccionan y ponen a disposición de la comunidad educativa.

Publicado el 03 Feb 2022 / Sin comentarios

La matrícula en Formación Profesional y la edad de los matriculados

Autores: Juan Carlos Rodríguez. Analistas Socio-Políticos.

Fuente: comentario incluido en Indicadores comentados sobre el estado del sistema educativo español 2021. Fundación Areces y Fundación Europea Sociedad y Educación.

En la edición de Indicadores de 2016 publiqué un comentario (Rodríguez, 2016) sobre el aumento del peso relativo de la matrícula en la Formación Profesional de grado medio en el conjunto de la Educación Secundaria superior (Bachillerato + Ciclos Formativos de Grado Medio, CFGM) entre 2008 y 2013 (año de los últimos datos disponibles entonces). Eran tiempos en que ese incremento solía interpretarse en términos de un mayor atractivo de la Formación Profesional.

Sin embargo, el análisis de la evolución de la matrícula de ambas enseñanzas por edades reveló que la ganancia de la Formación Profesional se debía, casi exclusivamente, al retorno al sistema de enseñanza de muchos que lo habían abandonado tempranamente (eso sí, con su título de Graduado en ESO) y que intentaban mejorar sus perspectivas laborales en medio de una profunda crisis económica.

La opción de la Formación Profesional no se había vuelto más atractiva para los recién graduados en ESO. 

Hoy, finalizada aquella crisis y recuperada la senda de crecimiento de la economía hasta el parón debido a las medidas de lucha contra la pandemia, apenas se habla del mayor atractivo de la Formación Profesional. Quizá porque la matrícula lleva unos cursos sin ganar peso en la suma Bachillerato + CFGM. Si entre los cursos 2002-03 y 2014-15, el porcentaje de matriculados en CFGM pasó del 25 al 34%, a la altura del curso 2019-20, con algún altibajo, la cifra se mantiene en el 34%.  Sin embargo, si recuperamos el análisis de la matrícula según la edad de los alumnos, la historia vuelve a tener interés.  

El gráfico A recoge la evolución de la matrícula en Bachillerato presencial (los dos cursos) desde 2002 a 2019. Desde el curso 2007-08 (comienzo de la crisis) casi no ha dejado de aumentar en las edades típicas del Bachillerato (16 y 17 años), cayendo desde entonces en las edades de quienes habrían repetido algún curso con antelación (18, 19 y 20 años o más). Los estudiantes de ESO (incluso los de Primaria), por decirlo vulgarmente, se habían puesto las pilas, aumentando claramente su rendimiento escolar (Rodríguez, 2018), lo que se reveló en mejoras de las tasas de idoneidad, incluyendo una mayor matrícula en las edades adecuadas en Bachillerato y, quizá, como veremos, en CFGM.

Gráfico A. España (2002-2019). Matriculados en bachillerato por edades.

Fuente: elaboración propia con datos de la Estadística de las enseñanzas no universitarias.

El gráfico B recoge la evolución de la matrícula en CFGM presenciales (también los dos cursos) en el mismo periodo. Lo más evidente es que desde el curso 2014-15 ha caído mucho la matrícula de los alumnos de 20 años o más, pues se ha interrumpido el retorno al sistema de enseñanza gracias a la recuperación económica. Ese cambio explica que el total de la matrícula en CFGM no haya ganado peso relativo en la secundaria superior, pues en el resto de las edades, más típicas de ese nivel de enseñanza, las cifras se han mantenido, aproximadamente, desde 2008 e, incluso, han crecido, más o menos desde 2014-15, en las edades de 16, 17 y 18 años, las que deberían ser más típicas de esta enseñanza.

Gráfico B. España (2002-2019). Matriculados en CFGM por edades.

Fuente: elaboración propia con datos de la Estadística de las enseñanzas no universitarias.

El efecto conjunto de las cifras de Bachillerato y CFGM por edades se observa en el gráfico C, que recoge el porcentaje que representa la matrícula en CFGM sobre la suma de ambas enseñanzas. Obsérvese que, a pesar de la caída de los matriculados de mayor edad en CFGM, su peso no ha dejado de crecer desde 2002. Lo más interesante, sin embargo, es que el estancamiento o, incluso, caída en los porcentajes correspondientes al resto de edades que se observó, más o menos, de 2009 a 2015, se vio sustituido por un ascenso claro. A los 16 años se pasó de un mínimo del 4,4% en 2013-14 a un máximo actual del 10,1%, habiéndose acelerado el crecimiento a partir del curso 2015-16. A los 17 años se pasó de un 14 a un 19,6% en las mismas fechas. Y a los 18, de un 41,3 a un 52,2%. Todo ello hablaría a favor de la idea de un mayor atractivo de la Formación Profesional, incluso para los recién graduados en la ESO, pues el porcentaje mejora incluso en las edades de 16 y 17 años, aunque sigue siendo muy pequeño, obviamente.

Gráfico C. España (2002-2019). Matriculados en CFGM en porcentaje de los matriculados en CFGM + bachillerato por edades.

Fuente: elaboración propia con datos de la Estadística de las enseñanzas no universitarias.

Caben, al menos, dos interpretaciones alternativas a la del mayor atractivo de la Formación Profesional. Por una parte, la mejora en las tasas de idoneidad y las de graduación en la ESO experimentada desde 2007-08 seguramente redundó en que la Formación Profesional creciera más que el Bachillerato. El porcentaje “extra” de alumnos que consiguieron finalizar la enseñanza obligatoria debió de proceder de los niveles académicos más bajos, por lo que, en consonancia con lo que llevan haciendo sus pares varias décadas, habrán estado más inclinados que la media del alumnado a matricularse en Formación Profesional. Esto es complicado de comprobar.

Por otra parte, puede ocurrir, simplemente, que el acceso a los CFGM sea más fácil hoy, gracias a los cambios regulatorios correspondientes. Esto, en España, tiene que querer decir que hay más posibilidades de obviar la barrera del título de Graduado en ESO que antes. De hecho, es así.

Desde la LOCE de diciembre de 2013 y, por tanto, desde el curso 2014-15, hay más vías de acceso sin ese título: superando los dos cursos de la Formación Profesional Básica o el curso específico de acceso.

Esta hipótesis es algo más fácil de comprobar. Para hacerlo, podemos partir de la ETEFIL (Encuesta de transición educativo-formativa e inserción laboral), de la que contamos con dos olas, una de 2005 y otra de 2019. La de 2005 tiene información de la situación con respecto al sistema de enseñanza de quienes “salieron” de un nivel educativo, por obtener la titulación o por otra razón, en el curso 2000-01. La de 2019 la contiene para los egresados de cada nivel en 2013-14.

Si nos fijamos en los graduados en ESO en 2001 vemos que un 79,6% se había matriculado en Bachillerato el curso siguiente, y solo un 14,5% lo había hecho en CFGM (cuadro 1). Los porcentajes respectivos para los graduados de 2014 son parecidos, 82,9 y 13%. Como opción justo tras graduarse no habría mejorado en todo ese tiempo la matrícula en Formación Profesional. De hecho, habría empeorado ligeramente, lo cual plantea dudas acerca del mayor atractivo de la opción profesional para los graduados en ESO, aunque las cosas podrían haber cambiado desde 2014.

Si nos fijamos en quienes dejaron la ESO sin titular, la comparación es mucho más clara e interesante. En el primer curso tras abandonar en 2001 había dejado de estudiar el 81,4% y a los tres años, el 86,3% (cuadro 2). Sin embargo, entre quienes abandonaron la ESO en 2014, solo un 60,7% había dejado de estudiar un curso después, y tres cursos después el porcentaje seguía siendo relativamente bajo en comparación con los datos de la primera ETEFIL. La gran diferencia entre ambas encuestas es la matrícula en la nueva Formación Profesional Básica, que acogió a un cuarto de los que dejaron la ESO sin título los dos cursos posteriores y, casi con seguridad, les permitió enlazar con un CFGM al tercer curso, como muestra el 23,1% que estaba matriculado en ese tipo de enseñanzas.

Hay que tener en cuenta, en todo caso, que las perspectivas de encontrar trabajo sin siquiera haber obtenido el título de Graduado en ESO eran mucho mayores en 2001 que en 2014, lo cual reducía el atractivo de seguir estudiando para los estudiantes, por así decirlo, menos aplicados.

Cuadro 1. Situación con respecto a la enseñanza de los graduados en ESO en los cursos 2000-01 / 2013-14 en los tres cursos posteriores (porcentajes).

Fuente: elaboración propia con datos de las dos olas de ETEFIL, del INE.

Cuadro 2. Situación con respecto a la enseñanza de quienes dejaron la ESO en los cursos 2000-01 / 2013-14 en los tres cursos posteriores (porcentajes).

Fuente: elaboración propia con datos de las dos olas de ETEFIL, del INE.

La ETEFIL no recoge si los estudiantes siguieron el curso específico de acceso a CFGM, por lo que no podemos conocer su relevancia para el reenganche en el sistema de enseñanza a través de la Formación Profesional de grado medio.

La puesta en marcha de ambas vías de acceso “fácil” coincide sustancialmente con el inicio del mayor crecimiento relativo de la matrícula en CFGM, a la altura del curso 2016-17, con dos años de vigencia de la nueva FP Básica. Esto explicaría, sin muchas dificultades, la ganancia relativa de los CFGM a los 17, 18 o 19 años, pero no tanto la ganancia a los 16, apenas acabada la enseñanza obligatoria. Sin embargo, también puede deberse a la FP Básica y al curso de acceso.

Para poder matricularse en FP Básica hay que tener 15 años cumplidos o cumplirlos en el año natural en que se haga la matrícula. Si el alumno los cumple de octubre a diciembre, acabaría el primer curso de FP básica todavía con 15 años y el segundo todavía con 16 años, de modo que al matricularse inmediatamente en CFGM tendría 16 años, contando en la estadística como matriculado de 16 años. Para poder matricularse en el curso de acceso, hay que cumplir 17 años en el año natural de finalización del curso. Si el alumno los cumple de octubre a diciembre y se matricula en CFGM, cuenta, de nuevo, como matriculado de 16 años para la estadística.

Es decir, el allanamiento de obstáculos para acceder a los CFGM también afectaría a estudiantes de 16 años, por lo que también impulsaría la matrícula de estos en términos relativos.

No entro aquí en la discusión sobre si esas mayores facilidades han influido mucho o poco en mantener a más adolescentes y jóvenes en el sistema escolar. Algún efecto ha debido de tener, pero, más bien, marginal. Las tasas de escolaridad a los 16 y 17 años, que subieron mucho con la crisis, están estancadas a la baja desde 2011 o 2012, y el porcentaje de la población de 16 a 19 años que está estudiando, que también subió claramente entre 2007 y 2014, apenas cambia desde ese año, el final de la crisis económica anterior, retornando a la pauta de estabilidad observada entre 1996 y 2007, salvo que en un nivel superior (80% entonces, 90% hoy)¹.

Quizá esas mayores facilidades hayan servido para que la tasa de escolarización del segmento de 16 a 19 años no haya caído en tiempos de recuperación económica. Algo es algo.

______________________________

NOTA

¹ Cálculos propios con datos de Eurostat, Population by sex, age and participation in education and training (last 4 weeks) (1 000) [LFSA_PGAIED].