Publicado el 21 Jun 2019 / Sin comentarios
Autora: Bailei Hardy. Michigan State University.
Recientemente, la OCDE ha publicado el informe Balancing School Choice and Equity: An International Perspective Based on PISA, para determinar si las políticas de elección de la escuela pueden tener consecuencias en la segregación de los estudiantes, tanto por su nivel académico como por su estatus socioeconómico, y, si pueden estar asociadas tanto con la efectividad como con la equidad de los sistemas educativos.
El estudio llega a la conclusión de que la libertad de elección de centro educativo como tal no es el problema, sino que los responsables de las políticas educativas deben establecer medidas para abrir las posibilidades de elección de todos los estudiantes, dándoles a todos la misma oportunidad de recibir la educación que desean.
Aunque en los últimos 15 años no ha habido un aumento significativo de la enseñanza privada en la mayoría de los países (gráfico 1), la libertad de elección de escuela se ha incrementado para los estudiantes de todo el mundo a través de escuelas privadas, de las concertadas y, también, de la posibilidad de elegir entre las escuelas públicas.
Si bien, según el informe, los estudiantes que asisten a estas diversas escuelas se ven beneficiados, muchos investigadores educativos están preocupados por el aumento de su impacto en la segregación.
Los sistemas educativos suelen presentar principalmente dos tipos de segregación escolar, por estatus socioeconómico o, más comúnmente, por la capacidad del estudiante. Por ejemplo, la segregación social se fomenta ante la incapacidad de pagar las tasas de matrícula o la falta de transporte. Además, en algunas áreas, la segregación académica se debe al aislamiento de los estudiantes con peor rendimiento o a una concentración significativa de estudiantes de alto rendimiento en las escuelas que se consideran de “élite”. En el gráfico 2 se muestran las admisiones escolares basadas en el rendimiento académico por tipo de escuela.
Como señala Boeskens en el informe, “en la práctica, los padres mejor educados y más motivados a menudo están mejor informados cuando seleccionan las escuelas y, además, son los que tienen más probabilidades de hacer uso de la posibilidad de elección, en lugar de inscribir a sus hijos en la que se les ha asignado. Además, los costes financieros (cuotas escolares, costes de transporte) pueden limitar las opciones disponibles para algunos estudiantes de familias de bajos ingresos. Incluso cuando las ayudas o programas similares reducen el coste de las escuelas privadas financiadas con fondos públicos, las cuotas de recargo o las contribuciones «ocultas» de los padres (para actividades extraescolares, uniformes escolares, etc.) pueden hacer que no se puedan pagar en la práctica”.
Por eso, una de las principales preocupaciones que se señalan en el informe es que los estudiantes que tienen un estatus social desfavorecido no podrán tener acceso a las escuelas a las que asisten, en su mayoría, estudiantes de clase media o alta.
También, debido a la libertad de elección de escuela, la diversidad social puede resultar afectada. Sobre todo, se manifestará en las mejores escuelas, que pueden seleccionar a los estudiantes más prometedores, lo que conduciría a una mayor segregación académica en el sistema escolar. La segregación crearía entonces barreras adicionales para los estudiantes desfavorecidos, lo que conllevaría un impacto negativo en la equidad e igualdad de oportunidades, algo que la elección de escuela debe evitar.
Por lo tanto, mientras que la libertad de elección de escuela está diseñada para impactar positivamente en las preferencias de los estudiantes y sus familias para poder seguir sus carreras académicas, los sistemas escolares deben establecer las regulaciones adecuadas para evitar los posibles efectos negativos y encontrar el adecuado equilibrio entre libertad y equidad. Las escuelas deben reflejar una población estudiantil más diversa socialmente, así como fomentar más oportunidades para los niños con desventajas, a fin de garantizar que ningún estudiante se quede atrás.
Los sistemas escolares deben encontrar el adecuado equilibrio entre libertad y equidad.
Andreas Schleicher en la presentación del informe ha declarado:
“Muchos países están luchando por conciliar sus aspiraciones de una mayor flexibilidad y de más oportunidades para que los padres elijan la escuela de sus hijos, con la necesidad de asegurar la calidad y la equidad de los sistemas educativos. Lo que importa son las políticas inteligentes que maximizan los beneficios de la elección, al tiempo que se minimizan los riesgos y se establecen unas condiciones equitativas para que todos los titulares de centros educativos contribuyan al sistema escolar”.
En ese sentido el informe se pregunta «¿Cómo pueden los sistemas escolares combinar la flexibilidad para satisfacer las aspiraciones de muchos padres y proporcionar suficientes incentivos para que las escuelas mejoren el rendimiento de todos los estudiantes que no tienen acceso a la educación?»
Y sugiere que los responsables de las políticas educativas:
La evidencia muestra que asistir a una escuela con una gran proporción de alumnos de alto rendimiento no siempre se traduce en mejoras individuales en el desempeño. Dados esos hallazgos, los sistemas escolares deberían garantizar que todos los padres reciban información pertinente sobre las escuelas disponibles, incluida una medida del «valor añadido» real de las escuelas, es decir, si esas escuelas logran mejorar el rendimiento de todos sus alumnos.
13 marzo, 2025
La educación ante los nuevos retos sociales
18 noviembre, 2024
¿Son los CEIPSO una novedad en nuestro sistema educativo?
2025 © Fundación Europea Sociedad y Educación.