06 Oct 2022
Con motivo de la publicación de Indicadores comentados sobre el estado del sistema educativo español 2022, las fundaciones Ramón Areces y Sociedad y Educación organizaron un coloquio on-line el día 5 de octubre, que se transmitió por el canal TV de la Fundación Ramón Areces. En este encuentro de expertos, además de sintetizar de la mano de su autor principal, Manuel Valdés, los indicadores educativos más relevantes del curso 2021-2022, se debatió sobre la importancia del enfoque competencial en el aprendizaje y en la actividad profesional, dimensión cada vez más demandada para alcanzar el perfil de salida de la educación obligatoria y para entrar con éxito en el mercado laboral.
Este informe reúne y ordena una serie de datos descriptivos sobre la situación y evolución del sistema educativo español, desde una perspectiva comparada y longitudinal, y a partir de fuentes estadísticas nacionales e internacionales. Esta séptima edición cuenta también con los comentarios de un amplio grupo de expertos en educación.
Daniel Santín, catedrático de economía de la UCM y miembro del área de Ciencias Sociales de la Fundación Ramón Areces, ha señalado en la apertura del coloquio el interés de esta publicación, añadiendo que este trabajo “facilita información actual sobre la educación en España, a partir de las evidencias que aportan los datos validados por las fuentes estadísticas más importantes».
Por su parte, Mercedes de Esteban, responsable de moderar la sesión, destacó cómo cada autor persigue desentrañar lo que el dato esconde, siguiendo el rastro que dejan las cifras a lo largo del tiempo. «Por ello», afirmó que «Tras colaborar estrechamente con los autores y conocer hasta qué punto se entregan al análisis de la información, nadie podrá decir que nuestros datos carecen de alma».
Manuel Valdés, autor principal de la obra, investigador y profesor de la UNED, recordó cómo cada año se consolida el «tronco» de indicadores del sistema educativo español y mencionó las nuevas estadísticas incorporadas a esta edición. En relación con la matriculación en los distintos niveles del sistema de enseñanza (capítulo 1), se han añadido datos sobre la distribución del alumnado entre centros privados-no concertados, privados-concertados y públicos, sobre los centros que imparten Educación infantil de primera etapa y sobre la Educación especial. En cuanto a los recursos con los que cuenta el sistema educativo (capítulo 2), se incorpora información sobre el gasto en función de la fuente y nivel de destino, así como sobre el número de profesores en función del nivel de enseñanza donde desempeñan su labor.
En los resultados educativos (capítulo 3), se ha reformulado el epígrafe de objetivos europeos para adaptarlo a la nueva planificación del horizonte 2030, además de incluir nueva información sobre las pruebas de acceso a la universidad y los resultados en las pruebas de competencia financiera realizadas en las pruebas PISA en 2012, 2015 y 2018. En el apartado sobre educación y empleo (capítulo 4) se han añadido datos sobre las tasas de afiliación y las bases de cotización de los titulados en el sistema de formación profesional. Finalmente, el capítulo quinto está dedicado a la pandemia por la Covid-19.
María Jesús Mancebón (Universidad de Zaragoza) se detuvo brevemente en las características del sistema financiero del siglo XXI, caracterizado por una oferta de productos cada vez más complejos y por el desarrollo de las tecnofinanzas.
«Esta nueva realidad exige que los ciudadanos dispongan de una cierta cultura financiera que permita al consumidor valorar adecuadamente los riesgos asociados a los diferentes vehículos de inversión y crédito y adoptar decisiones de contratación inteligentes».
En su intervención, Mª Luisa Blázquez (IESE) señaló que el 76% de las empresas consideran que existe un desajuste relevante entre sus necesidades y la preparación que proporciona el sistema educativo. Esta brecha o desajuste de competencias se produce tanto a nivel de conocimientos (sobre todo relativos a las áreas STEM), como de capacidades (por ejemplo el liderazgo o la negociación) y actitudes (como el compromiso o la resiliencia). Además, muchas de estas competencias son fundamentales para las empresas, y aumentarán en importancia en los próximos años, por lo que si no se mejora la formación que reciben los jóvenes, la brecha aumentará.
Las empresas consideran que la responsabilidad de cubrir eficazmente la brecha de competencias es compartida entre los centros educativos, el gobierno, las familias y ellas mismas.
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